El negro se comía el blanco de los ojos, lo dejaba en un resquicio. Ese negro era la muerte.
Lugares salvajes
Debe de sentarse en los taburetes de algún prostíbulo, y lo debe de hacer calladito, escuchando atentamente a las personas próximas, inadvertido.
Tres secretos de un hombre extraordinario
Una cuadrilla de jornaleros quedó atónita cuando vieron a Javier realizar esa acrobacia bajo una lluvia de vilanos.
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