Destello 6
Parecía un sueño apacible: el aire ondulando el trigal y el sol alto, pero se sentaron en la silla de mimbre todos los que tenían algo que decirme. No pude ver sus rostros, la luz me cegaba, aunque reconocí sus voces. Algunos me reprochaban no abrir la boca o haberlo hecho demasiado rápido; otros se reían de las veces que me puse en rídiculo y unos pocos lloraban por haberlos olvidado como muebles viejos. Nunca pensé que fueran tantos, algunos tan queridos.
La fotografía es de Salvi Danés.
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