A mediados del siglo XIX la legislación española apartó a los muertos de los vivos. Se obligó a los ayuntamientos a construir cementerios en las afueras, preferentemente en lugares elevados
«Tengo nueve años y he empezado una colección. Busco otros niños para intercambiar sellos». Más o menos rezaba así el anuncio que envié al Semanal, un suplemento que acompañaba a
Truman Capote presentó en 1966 A sangre fría en un teatro de Nueva York repleto de público. Famosos, políticos, intelectuales y lectores estaban expectantes ante la obra que inauguró un
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies.